LA ENERGÍA SOLAR
Una fuente de energía que durará seis mil millones de años más.
El Sol, como fuente importante de la vida y lider de las demás fuentes de energía que el hombre ha utilizado desde los orígenes de la humanidad, por sí mismo es capaz de cubrir todas nuestras principales necesidades, si somos capaces de aprovechar de forma eficiente los rayos de luz que está en todo momento derramando sobre nuestro planeta. El Sol no ha dejado de brillar sobre nuestras cabezas desde hace alrededor de 5.000 millones de años, y se piensa que todavía no ha alcanzado ni a la mitad de su vida útil.
Durante tan sólo un año, el Sol proyectará sobre la superficie terrestre 4.000 veces más energía de la que el ser humano va a llegar consumir. España y la península Ibérica en general, se ve mayormente favorecida respecto al resto de países de Europa por su privilegiada situación geográfica y climatología a lo largo del año, ya que sobre cada metro cuadrado de suelo en España inciden anualmente unos 1.500 KW/h de energía, una cifra perfectamente comparable con la de muchos países de América Central y América del Sur. Esta energía recibida puede aprovecharse directamente, o bien convertirse en otras formas útiles de energía, como la electricidad, mediante el uso de placas solares.
PLACAS SOLARES
Es lógico que últimamente se haya puesto especial interés en esta fuente de energía gratuita, limpia e inagotable, que podría liberarnos para siempre de la dependencia del petróleo o de otras fuentes energéticas poco seguras, limitadas o simplemente, que contaminen el planeta al generar unos residuos difíciles de reutilizar o destruir.
Conviene indicar que existen diversos inconvenientes que debemos afrontar y superar a día de hoy. A las dificultades que una política energética solar avanzada traería por sí sola, hemos de añadir que esta energía está constantemente sometida a fluctuaciones y variaciones más o menos bruscas. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que la radiación solar que recibimos en invierno es menor por la posición del Sol, precisamente cuando más la vamos a utilizar debido al frío, y consecuentemente más energía vamos a necesitar.
Para ir solventando todos estos inconvenientes, es muy importante proseguir con la investigación y el desarrollo de las tecnologías de captación, acumulación y distribución de la energía solar, para lograr unas condiciones que permitan que sea definitivamente competitiva, a escala mundial y pueda llegar a sustituir a otras fentes de energía m´s eficientes pero menos seguras y limpias.
USOS Y APLICACIONES
Recogiendo de la forma apropiada la radiación solar, podemos obtener calor y electricidad. El calor lo obtenemos mediante los colectores térmicos, y la electricidad a través de los módulos fotovoltaicos. Ambos procesos son distintos entre sí, tanto por su tecnología como por su aplicación.
Con los sistemas de aprovechamiento térmico, el calor acumulado en los colectores puede destinarse para muchas necesidades distintas. Por ejemplo, puede obtenerse agua caliente para consumo industrial o doméstico, o incluso para proporcionar calefacción a nuestros hogares, así como hoteles, hospitales, fábricas, etc. Incluso se puede utilizar para climatizar las piscinas y así garantizar el baño durante todo el año.
Aunque parezca extraño, otra de las más interesantes aplicaciones del calor solar será la refrigeración durante el verano. Para obtener frío hace falta un "foco cálido", que puede originarse en unos colectores solares instalados en el tejado o azotea perfectamente. En los países árabes ya se utilizan acondicionadores de aire que aprovechan eficazmente la energía solar.
Las aplicaciones en el sector agrícola son muy amplias. Mediante invernaderos solares podemos obtener mayores cosechas y más tempranas; los secaderos agrícolas convencionales consumirian menos energía si fueran combinados con un sistema solar. Podemos hacer funcionar plantas de purificación o desalinización de agua sin llegar a consumir ningún tipo de combustible contaminante durante el proceso.
Las "células solares", dispuestas en forma de paneles solares, ya se utilizaban en los primeros satélites espaciales para generar electricidad. Hoy en día se perfilan como la solución definitiva a la problemática de la electrificación en el medio rural, con una clara ventaja sobre otras alternativas energéticas, ya que al no tener los paneles de partes móviles, resultan inalterables al paso del tiempo, no son contaminantes y tampoco producen ningún ruido, no consumen combustible y no necesitan apenas mantenimiento. También pueden funcionar en días nublados, puesto que son capaces de captar la luz que se filtra a través de las nubes, aunque con menos rendimiento.
La energía eléctrica que se obtiene de esta forma, se puede usar de manera directa (para extraer agua de un pozo, o para un sistema de regadío mediante motores eléctricos, por ejemplo), o también puede ser almacenada en acumuladores para usarse por la noche. Incluso existe la posibilidad de inyectar la electricidad sobrante a la red eléctrica general, con el importante beneficio que ello conlleva.
SOLUCIÓN ENERGÉTICA
Si logramos que los costes de fabricación de las células solares continúe disminuyendo, mediante su fabricación a gran escala, es probable que para los próximos años una buena parte de la electricidad consumida en los países más bañados por el Sol tenga su origen en la energía solar.
La energía solar también puede complementarse con otras energías convencionales, para no tener que recurrir a grandes sistemas de acumulación, con el coste que supone. De esta forma, en una casa bien aislada se podría disponer de agua caliente y calefacción por energía solar, y un sistema convencional a gas o eléctrico que funcionaría exclusivamente en los periodos en que no haya suficiente captación solar. El coste de la factura eléctrica pasaría a ser sólo una fracción del que llegaría a ser sin la utilización de una instalación solar.